Las noches de facebaar tienden a jugarnos malas pasadas, llenas de recuerdos en nuestra memoria y reales, como fotografías que desearíamos que no salieran jamás a la luz.
Noches en las que las risas, el alcohol, y los chicos y chicas disfrutan hasta tarde de la noche según dice joven.
En especial, una noche, el 27 de marzo.
Todo comenzó perdiendo el autobús, comiendo en un restaurante caro y quedándonos sin dinero sin saber como pagar, fumándonos unas cachimbas, haciéndonos fotos y como no, para rematar la noche, dijimos:
-¡Vámonos a Facebaar!.
Empezamos con unas copas, lo típico, seguido de un chupito de tequila, uno de whiskie, hasta que mi colega tuvo la genial idea de decirle a Robert, el camarero, que nos sirviese lo que desease. Sonrió con malicia y trajo una botella cuyo líquido era verde limón. Mi amiga se quedo petrificada y no entendíamos porqué.
Al acercárnoslo a la nariz, pudimos palpar el fuerte e insoportable olor del alcohol puro.
Muy valientes nosotros nos bebimos dicho chupito, cuyo líquido era absenta.
Tras dos horas más o menos acabamos en el ayuntamiento, con un trayecto hasta este accidentado, lo que me ha hecho recordar:
-¡JOSE MIERDA MIERDA MIERDA!
Mi amiga se caía por el camino, y el chico tenía que sujetarla mientras se tambaleaban, yo estaba cabreada porque no quería que la gente se riese de nosotros al vernos en esas condiciones, y le reñía y pegaba.
Una vez en el banco, de una manera extraña, acabé con un dolor de frenillo pasada una hora y media, ella tirada en el suelo llamando a media agenda de su teléfono móvil, y él con dos problemas bajo los pantalones.
Mi consejo, no tomes absenta, déjalo para los borrachos de Saturday's night.

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